Por María Celsa Rodríguez
El 1 de septiembre los venezolanos tomaron Caracas, como una forma de lograr desde la presión popular, que se efectúe el Referendo Revocatorio contra Nicolás Maduro.
¿Podemos hablar de una “desobediencia civil”? Christian Bay dice “Al margen de la acción revolucionaria, la desobediencia civil es el correctivo de las democracias que han perdido su legitimación clásica”.
Entonces nos preguntamos ¿es Venezuela un gobierno legítimo?
Sabemos que el resultado de las elecciones que dieron “supuestamente” ganador a Maduro, dejó muchas dudas, ya que en el sufragio electrónico hubo fraude, más allá que Maduro, sienta que su mandato es legítimo por haber sido “el elegido” de Chávez. Pero también es ilegitimo porque Maduro no es venezolano, sino colombiano, violando el art 41 de la Constitución venezolana que dice: “Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva,…”.
Maduro ha ido más lejos y ha violado también los derechos humanos, porque el pueblo padece hambre, carece de medicamentos e insumos y mueren los bebes por falta de leche.
La desobediencia busca tener un impacto en lo político y en lo institucional, escapando de la sumisión al régimen imperante, mientras el gobierno busca sancionar con rigor desde el uso de la fuerza, usando la violencia para prevenir futuras desobediencias y debilitar las intenciones del pueblo a protestar.
Xabier Etxeberria en su libro “Enfoques de la desobediencia civil” explica que: “la primera razón para la desobediencia civil en régimenes democráticos provienen de las tensiones que puedan darse entre derechos humanos y decisiones democráticas […] cuando no funcionan bien la dinámica mayorías-minorías. O cuando no funcionan adecuadamente la división de poderes, cosas que tienen que ocurrir con frecuencia porque los partidos mayoritarios tiende a generar un ejecutivo que incluso que si sale oficialmente del legislativo, marca las pautas de este e intenta controlar a través de él a los jueces […] si se muestra que esta dinámica está taponada de una u otra manera, pasa a hacerse legítimo el recurso a la desobediencia civil”.
En el vídeo, Hugo Chávez – ya enfermo- le dice a su hermano Adam en una llamada telefónica: “quien iba a pensar que el enemigo lo teníamos nosotros ahí metido”, refiriéndose a los que ahora manejan el régimen. Una continuidad de él, un nefasto gobierno que ya dura 17 años. El vídeo – hecho por un disidente: Livion-, revela el manejo de un Narco-Estado, donde cada uno de los integrantes conforman una trama perfecta, en que la víctima es el pueblo. Que “no solo hay militares y funcionarios metidos en el narcotráfico, los demás organismos de seguridad se dedican al secuestro, extorsión y tortura”. Entonces aquí la desobediencia civil se convierte en una antorcha que enciende al pueblo con el propósito de que el gobierno no tenga mas poder de lo que cada ciudadano le ha concedido.
¿Le ha concedido? Recordemos nuevamente, Maduro llegó al poder por medio del fraude. Así, el pueblo venezolano convertido en esa Antígona que desobedece al prepotente Creonte, piensan desobedecer las amenazas de Maduro y marchar el 1 de septiembre.
La Revista Latinoamericana Polis, en su presentación: “Estado, Derecho y Desobediencia Civil” de Carlos Fabian Pressacco dice: “que los actos de desobediencia civil son parte de un estado de derecho democrático y se desarrolla en sociedades maduras que logran procesar sus conflictos, aceptando que las leyes e instituciones legalmente establecidas pueden “fallar”, admitiendo un espacio para la construcción de interpretaciones distintas a las predominantes que sin embargo, pretenden ser consideradas justas”.
Por su parte Hannah Arendt afirma: “cuando un significado número de ciudadanos ha llegado a convencerse o bien que ya no funcionan los canales normales de cambio y de que sus quejas no serán oídas o no darán lugar a acciones ulteriores”, ¿qué les queda? ¿Seguir padeciendo escasez? ¿Hacer cada día largas colas para conseguir un poco de alimento? No hay arroz, ni leche, ni harina, ni pañales, ni jabón, ni papel higiénico, y es triste ver a la gente revolviendo en los basureros ante tanta hambre.
Que los bebes sigan muriendo porque no hay leche. Qué los hospitales sigan atendiendo en forma inhumana porque no hay insumos ni medicamentos. ¿Cuál es la salida? ¿La sumisión y la mentira de una guerra económica inexistente, o la rebeldía al régimen que los están matando lentamente?
Henry Thoreau en Desobediencia Civil escribió: “Creo que antes que súbditos tenemos que ser hombres”. Y los hombres a lo largo de su historia han luchado por su libertad. Por romper las cadenas de dictaduras que pisotearon sus derechos. Porque la sumisión conduce a la esclavitud y al hambre. Y al venezolano lo han domesticado en convivir con la propia inhumanidad.
Agrega Thoreau:
“Toda máquina produce una fricción, y ésta probablemente no es suficiente para contrarrestar el mal. En todo caso, es un gran mal hacer gran bulla al respecto. Pero cuando la fricción se apodera de la máquina y la opresión y el robo se organizan, les digo, no mantengamos tal máquina por más tiempo. Si la injusticia es parte de la fricción necesaria de la máquina del gobierno, vaya y venga, tal vez la fricción se suavice – ciertamente la máquina se desgasta. Si la injusticia tiene un resorte, una polea, un cable, una manivela exclusivamente para sí, quizá usted pueda considerar si el remedio no es peor que la enfermedad; pero si es de tal naturaleza que le exige a usted ser el agente de injusticia para otro, entonces yo le digo, incumpla la ley. Deje que su vida sea la contra fricción que pare la máquina”.
Entonces venezolanos, paren la máquina!!